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Raza: Rusalkas


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Las rusalkas son una raza completamente desconocida para muchos habitantes de Azímur, de hecho, la mayoría piensa que son una especie de criaturas mágicas que atravesaron los portales que surgieron tras la catástrofe de El Límite. Aunque la verdad de su naturaleza es bien distinta.

-Maldito seas, Dulien, ¿a quién se le ocurre irse con una rusalka? Parece que tantos años en Áblica no le han servido para nada. Lo pone en el bestiario muy claro; en negrita y subrayado, «No te acerques a las rusalkas. Son guapas, pero están locas».

-KÚNAJ EL EMBAUCADOR

Orígenes

El nacimiento de las rusalkas comenzó muchos años antes de La Guerra de los Gigantes y la catástrofe de El Límite. Un grupo de hechiceras renegadas, provenientes de Négacar, la ciudad de la Aguja, y lideradas por la madre Märiam, comenzó una cruzada con el único propósito de alzarse con el poder en Azímur. Para logra tal hazaña, las humanas marcharon hacia el oeste con la misión de asentar una base y posteriormente lanzar una ofensiva hacia Soho y Négacar. La búsqueda de las rusalkas tuvo éxito y encontraron un lugar de poder sin igual, la magia las envolvió por completo y les permitió crear auténticas proezas nunca antes vistas. Los libros de magia oscura que se ocultaban en la ciudad, otorgaron a las hechiceras el conocimiento para arrancar la esencia misma de la materia. Llamaron a la ciudad Sélasor y Märiam se alzó como su reina. Durante mucho tiempo vivieron allí en secreto, investigando y perfeccionando su manejo de la esencia vital. Las hechiceras jugaron con un fuego tan brillante que acabó consumiéndolas. Una nueva obsesión se instauró en sus mentes; la belleza y la vida eterna. A la mayoría de ellas ya no les importaba gobernar en Azímur, sino sobrevivir a todas las razas y alzarse como seres inmortales de inmenso poder. Es cierto que lograron la inmortalidad, pero pagaron un precio demasiado alto. Una suerte de vampirismo primigenio se instauró en sus cuerpos, transformándolos en monstruos deformes de pura oscuridad que requerían de la esencia vital de los humanos para poder mantenerse con vida. Además, perdieron su afinidad con la magia arcana sustituida por actos de brujería y la magia oscura.

Märiam, al ver en que se estaban convirtiendo sus hermanas, tuvo que tomar la decisión más humana para preservar la vida de Azímur. Sélasor pasó de ser una ciudad de progreso y hechicería a una gran cárcel que las protegía del exterior y protegía al exterior de ellas. Una gigantesca cúpula violeta, construida con magia oscura y alimentada por la esencia de los extranjeros incautos, envolvió por completo Sélasor.

La raza de hembras logró un remedio temporal para su maldición, los medallones de Märiam. Un colgante construidos por la reina de las rusalkas ante el sufrimiento de su pueblo. Las gemas místicas de color esmeralda tenían la capacidad de encerrar al monstruo que llevaban dentro en una carcasa parecida a la forma original de la portadora. Por fuera su apariencia era hermosa y grácil, pero por dentro las consumía un ser insaciable que cada vez requería de más esencia para sustentarse.

De forma paralela, las rusalkas confeccionaron un método para sobrevivir a la muerte. Vinculaban su esencia a unas rosas de color azul que crecían dentro de la ciudad, quedando así, ligadas a ellas para toda su vida. Cuando la rusalka moría, renacía en su rosa completando un círculo sin fin. Esta forma de evitar la muerte sólo era posible si las flores no abandonaban Sélasor, ya que era el único lugar de Azímur en donde la esencia podía fluir sin problema, de otra forma, el espíritu no encontraba el camino de regreso. Si las rosas pasaban demasiado tiempo fuera de la región, se marchitaban en pocos días y la rusalka quedaba atada a las leyes de la mortalidad.


Apariencia

La apariencia de las rusalkas es, por lo general, atractiva para el resto de especies de Azímur. De sus cabezas sobresalen dos cuernos de diferentes formas y grosores. El tono de sus pieles varía entre el naranja y el rojo intenso, y unas líneas negras recorren todo su cuerpo a modo de tatuajes tribales, aunque se concentran más en sus pies y manos, los cuales son completamente oscuros. Las zonas negras de su cuerpo son los puntos donde más se concentra la magia antigua y donde más difícil es contener al ser que llevan dentro. Suelen llevar multitud de adornos de oro y plata que decoran sus cuernos, así como gargantillas, pulseras y anillos. Su altura y complexión es la de una humana estándar.

No se ha datado a ningún hombre perteneciente a esta raza y la forma de reproducción de las rusalkas es un misterio. Se dice que cuando una rusalka está lista para reproducirse, abandona la protección de Sélasor para adentrarse en las ciudades cercanas y embaucar a un hombre con un fin muy concreto, o quizás simplemente se valgan de la magia para crear una rosa de la que nacerá un nuevo miembro del clan. Pero una cosa es segura, cada generación comparte la maldición de sus antepasadas y carga con ella por toda la eternidad.


¿Dónde encontrarlas?

La mayoría de ellas se hallan encerradas en Sélasor, pero también han sido avistadas en las ciudades cercanas como Soho y La Cloaka, aunque no suelen pasar mucho tiempo fuera de la cúpula.


Personajes célebres

-Märiam la Reina Maldita

-Ënerit la Devoradora

-Merigold la Cortesana

-Dilia la Venenosa


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