Codex Azímur 🌀


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Léindal seguía hablado de negocios con Yópitop, si algo había
aprendido el orco durante todos estos años de trueques con el anura, es que siempre se puede hacer
una oferta mejor. Siempre había una manera de sacar mayor tajada y los anuras siempre la encontraban.

Azimur. Volumen 1


Orígenes

La llegada de los anuras a Azímur fue una consecuencia más de la catástrofe de El Límite. Al igual que los orcos y las hadas, los anuras fueron una de las razas inteligentes que aparecieron en Azímur tras la apertura de los portales en El Límite y se asentaron en las colonias de los pueblos libres del norte. A diferencia de los orcos y las hadas, que se mezclaron con los humanos de Azímur estableciéndose en las distintas capitales, los anuras construyeron un asentamiento propio al este de la parte norte del río Rugues, el cual bautizaron como La Cloaka.

La inteligencia de los anuras y su forma de vida era muy distinta al del resto de razas mágicas de Azímur. Mientras que el resto de visitantes buscaba encontrar un hueco en la sociedad humana y adaptarse a su nuevo hogar, la única finalidad de los anura era la de ganar monedas para gobernar sobre los demás. Este objetivo fue en parte posible gracias al primer gobernante de La Cloaka, Ránido el Opulento, uno de los primeros líderes en cruzar los portales de El Límite y jefe de la casta amarilla. Además de la de Ránido, había tres castas importantes que también quisieron optar al puesto;  la casta roja liderada por el general Crócker el Belicoso, la casta marrón del pequeño anura Pathos el Corto y la casta verde de Sáprol el Gordo. Las cuatro castas lucharon por el poder en La Cloaka durante cinco años, pero Ránido el Opulento triunfó sobre el resto. El astuto anura descubrió que el líquido viscoso que segregaban cada cierto tiempo, era un bien preciado por el resto de razas de Azímur, servía de veneno en grandes cantidad y como droga alucinógena si se trataba correctamente. Estableció una ruta de comercio con la capital humana, Soho, y llenó sus arcas tan rápido que el resto de castas se rindió ante su acaudalada fortuna. Así se formó la primera alianza entre los anuras y los humanos, mediante un acuerdo económico.

La sociedad anura es muy hermética, prefieren estar rodeados de sus pares a tener que aguantar intrusos, aunque siempre están abiertos a hacer negocios con los forasteros. No es una raza especialmente violenta, ni agresiva, prefieren conseguir sus objetivos a base de poder económico, pero no dudarán en vender sus bienes a un conflicto bélico, si con ello pueden sacar tajada. Además, poseen una fuerza militar formada por la casta roja que mantiene el orden en su capital y actúa como primera línea de defensa.

La expansión de esta raza por Azímur se limitó a La Cloaka y a los pueblos pantanosos colindantes, como por ejemplo; Acrol, el Lago humeante y Roenik, sin embargo, fueron expulsados de este último por un caballero que instauró una colonia humana con fatales resultados a futuro. Los anura suelen construir sus tiendas sobre zonas pantanosas o cerca de ríos ya que requieren de baños constantes, humedad y sombra que los proteja del calor abrasante de Azímur. Su arquitectura es muy pobre, los que no viven la ciudad de La Cloaka, lo hacen en chozas toscas de adobo, ramas y tela. Sin embrago, el interior de las chozas suele ser espacioso y decorado con cualquier bien precioso que hayan podido encontrar durante sus estancias en el río o a través del comercio. Es común entre los anuras dormir varios individuos en la misma tienda, a pesar de no ser familia, pues de esta forma pueden guardar mejor sus tesoros y les permite abandonar la choza una vez a la semana para pasar la noche en el agua.


Apariencia

Los anuras en esencia son hombres-rana, mantienen muchos rasgos de su mitad anfibia como la capacidad de respirar bajo el agua, una boca desproporcionada, una lengua protráctil, ojos sin párpados y una piel húmeda, lisa y viscosa con la que segregan su bien más preciado. La mayoría de los anuras suelen ser orondos y poco agiles físicamente, cualidad que suplen perfectamente con su intelecto y picaresca. Su altura es mayor a la de un humano estándar, llegando a superar los dos metros, pero sus extremidades suelen ser delgadas, trayéndoles muchos problemas a la hora de mantener el equilibrio prefiriendo estar más tiempo sentados que de pie. El color de la piel es muy variado dependiendo de la casta, destacan los tonos llamativos; rojo, amarillo, verde… y algunas zonas moteadas en color marrón. Las vestimentas de los anuras son muy básicas, salvo por los gobernantes, y prefieren llevar puesta la menor cantidad de prendas posibles, siendo este un conflicto con los humanos por la falta de decoro que profesan y otra razón por la cual prefieren vivir entre los de su misma raza.

La reproducción de los anuras es un misterio para los sabios e historiadores de Négacar, pues son capaces de engendrar descendencia a través de reproducción sexual, ya que poseen órganos reproductores convencionales, y también realizar desoves a través de fecundación externa en el agua formando pequeños grupos de huevos que darán lugar a nuevos miembros de la tribu. Este tipo de reproducción se da únicamente cada seis años.

Un dato que caracteriza a los anuras es su forma de hablar. Cada pocas palabras, hinchan su cuello, o saco vocal, para lanzar un sonido parecido al croar de las ranas identificado en los textos como “Ribit” y que es completamente inevitable para ellos. Los historiadores lo asemejan a un parpadeo.


¿Dónde encontrarlos?

La inmensa mayoría de anuras se encuentra en La Cloaka y los alrededores, salvo por algunas excepciones como la venta ambulante, esclavitud o migración forzada que les lleva a ser vistos en otras partes de Azímur.


Personajes Célebres

-Ránido el Opulento

-Yópitop el Sapiarca

-Cory el Ágil (el único caballero anura)


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