
Según la RAE, escribir es: «Representar las palabras o ideas con letras u otros signos trazaos en papel u otra superficie», solo eso. Escribir es un ejercicio práctico, una acción que aprendemos de pequeños del mismo modo que aprendemos a leer, a sumar, a restar o a dividir. Una técnica basada en la grafía. Unir vocales y consonantes en palabras que se irán sumando a otras palabras que formarán frases comprensibles para otra persona, pero conocer esto no nos convierte en escritores.
La mayoría de textos escritos se basan en datos objetivos desprovistos de emoción alguna con la única intención de comunicar. A esto se le llama escritura fría y abarca desde escribir las instrucciones de un aparato hasta artículos en un periódico. Teniendo esto en cuenta, el texto debe ser siempre veraz, de un tema de actualidad y de gran interés para el público al que está dirigido. Además, el vocabulario empleado debe de ser concreto y claro, aportando la mayor cantidad de datos posibles con el menor número de palabras. También es común usar la técnica de pirámide invertida (la cual no vamos a comentar aquí). No hay que confundir estos textos estrictamente objetivos con los artículos de opinión, ambos comparten la forma de escribir, eso es cierto, pero, en el segundo, el escritor da su opinión libremente aferrándose a las condiciones de las que ya hemos hablado.
Por otra parte, está «la gente que escribe en un blog». Cualquier individuo con acceso a internet tiene la posibilidad de publicar un artículo(como este) de forma inmediata y casi sin ataduras. La libertad de expresión es un concepto fascinante hoy día y la mayoría somos libres de opinar sobre cualquier tema.
Bien, dicho esto, hay que dejar algo bien claro; Está muy bien que la gente escriba, pero un escritor no es aquel que escribe artículos y, mucho menos, aquel que escribe en un blog. Es importante que tengamos esta frase muy presente. Nosotros, los escritores de verdad, estamos en otro nivel. Empezamos.
Para ser escritor es necesario el dominio tanto de la palabra como de la construcción gramatical. La complejidad que abordamos en cada historia va más allá de escribir simples líneas que reflejen una lista de sentimientos o las inquietudes propias del autor; desviamiento políticos, vivencias propias… . Hay que entrar dentro de nuestra propia imaginación y crear nuestro propio camino, un sendero único que recorrer sin importar el que estén recorriendo otros escritores. Ser fiel a uno mismo en cada texto. Por ejemplo, si la personalidad del escritor es sentimental, es lógico que su técnica favorita sea profundizar en los sentimientos de sus personajes, si por el contrario, es oculta o temerosa, es más que evidente que debería escribir historias de terror u ocultismo. El arte debe nacer desde la propia percepción del escritor. Ahí reside la importancia de no traicionarse a uno mismo.
Como ejemplo práctico vamos a citar a William Faulkner que llevó esas exigencias a extremos de individualismo y amoralidad: «El artista es responsable sólo ante su obra», declaró en The Paris Review. «Si es un buen artista, será completamente despiadado. … Arroja todo por la borda: el honor, el orgullo, la decencia, la seguridad, la felicidad, todo, con tal de escribir su libro». Esas palabras son escandalosas pero no excesivas: en el horizonte de la historia, los hombres terminan por ser su obra antes que ellos mismos. Si no sabes lo que eres, no escribas. Primero búscate, encuéntrate y luego desata la caja de Pandora.
Muchos se preguntan, ¿Qué puedo escribir? Bueno, no es una mala pregunta. Antes de escribir una historia hay que recalcar tres puntos fundamentales; primero, tener una historia que contar, segundo, tener el deseo de plasmarla en un lenguaje que el resto pueda entender y, por último, tener la certeza de que solo tú puedes hacerla realidad. Esto es vital comprenderlo. Si uno de los tres puntos falla, la historia no podrá siquiera comenzar.
Otro concepto a tener en cuenta y de primer necesidad, es saber que escribir no es una acción aislada. Es un proceso particularmente largo y complicado. Toma tu novela como un edificio que quieres construir, se debe contemplar hasta el más mínimo detalle. También se necesita de una motivación constante (lo que te lleva a sentarte frente al escritorio día tras día) , poseer una actitud profesional (escribir no es un pasatiempo, es un trabajo) y la producción creativa (el desarrollo personal del escritor; ideas, creatividad, imaginación…).
Dicho esto, ¿Sentarse frente a un ordenador a teclear el próximo Best Seller es una tortura? Lo es. ¿Qué seguiremos haciéndolo cada día hasta que se nos funda la bombilla? Sin dudarlo. Eso es ser escritor.
Te dejo un poema de Charles Bukowski por aquí abajo. Contesta a las ideas que expone y, sobre todo, plantéate si estás dispuesto a entregarlo todo por ser alguien en este mundo.